2 El rol del entrenador como líder-“coach”

De entre todas las áreas oscuras y confusas en psicología social, la del liderazgo lucha indudablemente por alcanzar el primer puesto. E, irónicamente, probablemente sea el liderazgo, más que cualquier otro tópico en ciencias sociales, el tema del que más se ha escrito, pero sobre el que menos se conoce…

(Bennis)

Sea usted mismo, incluso con sus defectos. No pretenda representar ningún papel, no finja: sea usted mismo…un poquito mejorado pero manteniendo su identidad…

(J.A. Vallejo-Nájera)

INTRODUCCIÓN

Nada más oportuno y efectivo que el “coaching” y el estilo de liderazgo que éste genera en los directivos para transferirlo a los entrenadores en sus relaciones con los deportistas y equipos deportivos.

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¿Cuántos entrenadores favorecen el crecimiento de la inteligencia, de la fuerza psicológica y el ingenio de sus deportistas como valor fundamental de su competitividad? ¿Cuántos entienden a su equipo como la unión de fuerzas individuales, garantizando esto una mayor efectividad? ¿Aplauden la sinergia en sus equipos como algo positivo? ¿Cuánto tiempo dedican a entrenar emocionalmente a sus deportistas antes de la competición?

Dentro de las federaciones, de los clubes, de los equipos, innegablemente, hay grandes oportunidades para que el entrenador consiga un potente impacto en los logros de sus deportistas, transformándolos y convirtiéndolos en profesionales que busquen más que un mero desempeño atlético. Es necesaria la creación de la figura del entrenador como líder, como un “coach” que con un estilo singular de dirigir y movilizar a su equipo lo sitúe dentro de las mejores competiciones.

El “coaching” en general, y en este caso el “coaching” deportivo, es una potente herramienta que genera un fuerte impulso para mejorar el rendimiento deportivo como fin último. Está plenamente enfocado a la acción eficaz y a optimizar el rendimiento con logros reales. Promueve una acción sostenida en el tiempo y orientada a conseguir un resultado sobresaliente en las áreas de trabajo que se plantean en las sesiones de “coaching”, y que se traduce en una fuente de motivación para seguir avanzando en el proceso.

¿Sería posible trasladar las herramientas que utiliza un “coach” en su sesión, donde se consiguen todos los beneficios mencionados, al día a día del desarrollo profesional del entrenador para conseguir esos mismos beneficios con sus deportistas? Sí, rotundamente. El “coaching” deportivo es una valiosa ayuda para el entrenador, en quien se centrará el interés de este capítulo, pero también para el deportista y el resto de los profesionales del entorno deportivo. Es interesante destacar que el “coaching” está enfocado a mejorar la productividad y el rendimiento. Para alcanzar esto, el entrenador que actúe como un “coach” trabajará sobre el conocimiento, la competencia y la psicología tanto propia como de su “entrenado”. El “coaching” se ocupa de perfeccionar algo que puede funcionar mucho mejor, o, lo que es lo mismo, de sacar el potencial que el deportista lleva dentro. Se basa en la búsqueda de soluciones, en la acción para la obtención de resultados.

Si se analiza la figura de un entrenador que actúe como un “coach”, unas de las primeras observaciones que se aprecian son que gestiona su liderazgo a través de su propio desempeño; que canaliza tanto los buenos como los malos momentos y, por encima de todo, que hace una óptima gestión de su propia persona. Este modelo de entrenador posee una visión del trabajo desde una perspectiva triunfadora y holística; potencia el talento, tanto individual como del equipo, con la responsabilidad de hacerlo crecer; entrena en habilidades tanto físicas como psicológicas de manera continua, sin perder de vista que su objetivo, a través de ello, es conseguir el mejor rendimiento. Para el entrenador con esta filosofía el fin principal es realizar un seguimiento constante de sus deportistas asegurándose de que la mejora de competencias, aptitudes, actitudes y comportamiento ético del grupo se convierta en un hábito integrado para aplicarlo tanto en el presente como a largo plazo.

Un entrenador con habilidades de líder-“coach” motiva a cada uno de los miembros de su equipo y desarrolla a sus deportistas como personas y como profesionales de alto nivel. Trabaja sobre la autoestima de su gente, tan delicada en algunos deportistas cuando empiezan a competir o en el momento de su retirada de la competición profesional. Elabora planes de acción personalizados y concretos para cada uno de ellos, revisa siempre los resultados alcanzados e introduce las mejoras apropiadas para que la permanencia en la elite deportiva se mantenga firme.

El objetivo de este capítulo es, por tanto, presentar este nuevo rol del entrenador que tantos beneficios puede aportar a las organizaciones deportivas y a los deportistas que entrena. Está dirigido tanto a entrenadores de deporte base como de elite, así como a entrenadores personales, figura que está aumentando en el campo de la mejora física y del bienestar en nuestro país.

EL ENTRENADOR COMO LÍDER-“COACH”

Es innegable la influencia que el entrenador ejerce sobre los deportistas a los que entrena, así como sobre el resto del entorno deportivo donde se encuadra. En este sentido, se toma en el capítulo la figura del entrenador como líder, como modelo a seguir y guía para los propios deportistas, resto de los compañeros (otros preparadores de diferentes áreas) o su entidad deportiva.

El entrenador es un experto en su ámbito de actuación, conoce a la perfección la técnica, la táctica y la estrategia deportivas, cómo organizar el entrenamiento (programación, diseño de la sesión, organización de los contenidos, metodología y evaluación), así como la preparación física que necesitan sus deportistas.

Algunos entrenadores aumentan sus responsabilidades realizando un perfil psicológico del atleta, trabajando de forma conjunta la preparación a nivel psicológico del juego y posteriormente realizando un análisis dentro de ese mismo nivel. Todas estas medidas no son suficientes.

En este capítulo, nos gustaría destacar que un entrenador como líder“coach” debería trabajar sobre otros aspectos consustanciales al liderazgo. Un líder debe alimentar en su equipo la aspiración de superarse y mejorar constantemente, además de trabajar en el desarrollo competencial en el trabajo, que, en el caso de los deportistas, sería la mejora deportiva y el logro de sus objetivos competitivos.

Un líder debe escuchar, motivar y fijar objetivos, así como las limitaciones y los premios que percibirán por lograrlos.

Este tipo de entrenador como líder identifica, como se mencionaba anteriormente, los objetivos deportivos de los atletas y favorece, a través de un entrenamiento adecuado, con la preparación táctica, física y técnica, su consecución. Basándose en su logro o falta de él establece recompensas o castigos. Marca las normas del equipo, los premios y sus desafíos y gestiona las crisis que puedan surgir en el propio deportista y en el equipo cuando éstas se producen.

Indudablemente, la labor de un entrenador es compleja y, a veces, no lo suficientemente reconocida por la organización, deportistas, medios de comunicación y/o público. El “coaching” no pretende incrementar este nivel de complejidad sino enriquecer la figura del entrenador para que consiga un mayor rendimiento tanto en su trabajo personal como en el trabajo con sus deportistas.

Un entrenador que desarrolla las habilidades de un líder-“coach” potencia los siguientes aspectos para un mayor rendimiento de sus deportistas:

  • Informa sobre la visión y misión de la organización y del equipo.
  • Genera en el deportista nuevas expectativas que supongan mayores retos y, por lo tanto, la posibilidad de incrementar su rendimiento. Estimula al deportista para que adquiera competencias clave para el desarrollo más efectivo de su carrera deportiva.
  • Recomienda las mejores tácticas de trabajo. Ayuda al deportista a reconocer sus puntos fuertes y débiles y facilita el entrenamiento y el feedback (retroalimentación) necesarios. El objetivo es generar un proceso de enseñanza y aprendizaje.
  • Identifica con el atleta las situaciones conflictivas o delicadas y cómo gestionarlas para superarlas de la forma más efectiva. Motiva a los deportistas para que generen soluciones alternativas ante los problemas.
  • Ayuda a que el deportista reafirme su identidad, genere sentimientos de propia competencia y confianza, y canalice de forma adecuada aquellas reacciones emocionales que puedan mermar su rendimiento.
  • Crea hábitos de trabajo en el deportista que provoquen el mantenimiento y consolidación de lo aprendido. El objetivo es fomentar un comportamiento deportivo duradero.
  • Evalúa y realiza un seguimiento de lo aprendido, no sólo a nivel físico, técnico y táctico, sino también de la parte emocional que han trabajado el entrenador y el deportista de forma conjunta en el plan de acción de éste. El objetivo principal es lograr un sentimiento de satisfacción integral en el atleta.

Para lograrlo, el entrenador-“coach” deberá aprender a desarrollar nuevas habilidades a través de su propio proceso de “coaching” para indistintamente:

  • Comunicarse de forma efectiva y generar impacto e influencia.
  • Establecer las mejores formas de relación positiva con sus entrenados.
  • Ser asertivo y empático.
  • Diseñar objetivos de forma correcta basándose en criterios que se engloban en el acrónimo MARTE (Medibles, Alcanzables, Retadores, con Tiempo limitado y Específicos).
  • Gestionar su tiempo.
  • Trabajar en equipo.
  • Saber escuchar.
  • Formular las preguntas adecuadas.
  • Generar ideas.
  • Dar ejemplo con su conocimiento y con su ejercicio de la autoridad.
  • Ser capaz de dar retroalimentación y hacer críticas constructivas.

La actuación de este tipo de entrenadores, reflexionando, está orientada a trabajar el crecimiento de sus deportistas; a escuchar; a trabajar en un plan de acción retador con las vías de trabajo adecuadas; a crear relaciones positivas; a hacer preguntas empáticas y adecuadas para entender la realidad de sus deportistas; a aportar feedback honesto y directo; a trabajar las potencialidades del atleta y a animarle a su propio conocimiento; a dar herramientas como experto y ofrecer soluciones a problemas, y, finalmente, a retar y estimular tanto al deportista como al equipo.

¿QUÉ COMPETENCIAS DEBE DESARROLLAR UN ENTRENADOR LÍDER-“COACH”?

El anhelo de cualquier entrenador es ver a su equipo o sus deportistas en la elite deportiva, como los mejores del mundo. El propósito de este capítulo es apoyar la labor del entrenador para conseguir esta meta, desarrollando en él un estilo de liderazgo apoyado por el “coaching”.

Un buen entrenador debe analizar cuáles son sus responsabilidades y qué habilidades posee que pueden ayudarle a conseguir sus objetivos o crearle obstáculos en su ejecución del trabajo. Es fundamental analizar el modo en que el entrenador se relaciona con los demás y consigo mismo.

Desde el marco del “coaching”, nos apoyaremos en la inteligencia emocional (capacidad para reconocer sentimientos propios y ajenos) y la experiencia personal en el desarrollo directivo para plantear una serie de competencias (entendiendo éstas como conductas ideales que se presuponen necesarias para el desempeño efectivo) a desarrollar por un entrenador cuya meta es ser un líder-“coach”.

En 1990, dos psicólogos norteamericanos, el Dr. Peter Salovey y el Dr. John Mayer, acuñaron el término inteligencia emocional. Su posterior difusión mundial pertenece al periodista Daniel Goleman, con su libro La Inteligencia Emocional (Kairós, 1996).

El planteamiento de este capítulo es hacer una particular adaptación de las competencias que se plantean en la inteligencia emocional complementándolas con la experiencia que como “coaches” de entrenadores hemos desarrollado, así como con trabajos realizados en otros campos del liderazgo empresarial, donde hemos tenido la oportunidad de trabajar en el desarrollo de competencias directivas con probado éxito y garantía.

Puesto que es cierto que la inteligencia emocional habla de la forma de entender tanto los sentimientos propios como ajenos para fomentar relaciones más positivas, nuestro objetivo en este capítulo, centrándonos en la figura del entrenador, es abordar las competencias interpersonales y poner el foco de atención en cómo el entrenador gestiona las emociones de sus deportistas y cómo puede abordarlas para ser un líder efectivo. Entendemos de esta manera el concepto de inteligencia como la sensibilidad para trabajar con deportistas.

En primer lugar, se plantearán las competencias clave para liderar equipos, centrándonos en lo que comúnmente se denomina habilidades directivas y la empatía. Estas aptitudes hacen referencia al talento del entrenador para
relacionarse con el resto de los miembros de su organización y equipo, así como al conocimiento y manejo de los sentimientos, deseos e inquietudes de éstos.

Este primer cuadro representa en dos bloques las competencias que se desarrollarán más profundamente en este capítulo.

2 El rol del entrenador como líder-“coach”

Liderazgo de alto rendimiento (primera competencia)

Un entrenador que pretende desarrollar deportistas de alto nivel o equipos de alto rendimiento trabaja sobre los objetivos de sus entrenados tanto de forma individual como dentro del equipo, intentando aumentar sus expectativas. Confía en el potencial de sus atletas y siempre tiene la voluntad de ayudar y hablar continuamente con ellos para conseguirlos.

Este paradigma de entrenador tiene la facultad de:

  • Crear relaciones de confianza con su equipo.
  • Practicar la escucha atenta y activa.
  • Dar un adecuado feedback para mejorar ante los retos no logrados, sin minar la motivación.
  • Felicitar por los éxitos.
  • Trazar nuevas vías para seguir prosperando.

Este tipo de entrenador genera un clima de trabajo que aplaude la excelencia apoyándose en la disciplina, en la mejora continua y en el propio ejemplo que como entrenador transmite. Nadie conoce al deportista o al equipo mejor que él: sus intereses, sus conflictos, expectativas y motivaciones. Es su labor buscar la satisfacción y mejora continua de los atletas para caminar hacia la excelencia.

El reto de todo entrenador es que sus deportistas saquen lo mejor de sí mismos y lleguen a conseguir grandes logros profesionales. Para esto es importante reflexionar con ellos sobre:

  • Qué hacen.
  • Cómo lo hacen.
  • Qué y cómo lo quieren hacer a partir de ahora.

Su responsabilidad, si quiere crear deportistas de elite y equipos de alto rendimiento, es favorecer un ambiente positivo, creativo y constructivo de trabajo. Para conseguirlo es interesante realizar un autoanálisis conjunto de la situación actual con el fin de definir qué y cómo avanzar desde ahora hacia el futuro.

De esta manera, se favorece la mejora del equipo de trabajo en:

  • La comunicación.
  • La motivación.
  • La visión compartida de futuro.
  • La implicación necesaria para conseguir objetivos y resultados comunes.

Se potencia, asimismo, la detección y búsqueda conjunta de aspectos de mejora continua en cualquiera de los factores que puedan afectar a la consolidación de un equipo compacto y unido entre sí y con su entrenador. En definitiva, la meta es conseguir una estructura interna compacta y eficaz.

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Basado en los Estilos (ver p. siguiente) de Aprendizaje de Kolb y Competencias de Mc Clelland

Se decía anteriormente que el reto del entrenador es conseguir el éxito a través del desarrollo completo del deportista. Trabajar en cómo realizar su trabajo y qué mejoras sería interesante introducir para continuar prosperando en su desempeño. Es innegable, en este aspecto, la labor pedagógica asociada a todo entrenador, y por tanto es interesante poner a su disposición el anterior gráfico basado en los Estilos de aprendizaje de Kolb para refrescar el modelo de aprendizaje individual y que de esta manera pueda servirle a la hora de trabajar con sus deportistas.

A través de este modelo se analiza la manera de aprendizaje del deportista y cómo afronta las diferentes situaciones a las que se enfrenta diariamente en su trabajo. Consecuencia de cómo el deportista aprende se puede extra-polar, según Kolb, cómo resuelve sus problemas, cómo afronta situaciones nuevas, experiencias y sus objetivos deportivos, así como el rol que desempeñará como miembro de un equipo.

Kolb cruza los cuatro estadios del ciclo del aprendizaje: experiencia concreta, observación reflexiva, conceptualización abstracta y experimentación activa, para dar como resultado cuatro tipos de estilo de aprendizaje: adaptador, divergente, convergente y asimilador.

  • Adaptador. Mezcla la experiencia concreta y la experimentación activa. Esta tipología describe a personas orientadas al liderazgo y al trabajo por objetivos, a ejecutar tareas, asumir riesgos y buscar nuevas oportunidades.
  • Divergente. Mezcla la experiencia concreta y la observación reflexiva. Esta tipología describe a personas imaginativas, empáticas y con capacidad de resolver problemas desde una perspectiva global.
  • Convergente. Mezcla la conceptualización abstracta y la experimentación activa. Esta tipología describe a personas orientadas a la toma de decisiones, a desarrollar formas alternativas de pensamiento, a experimentar con nuevas ideas y a elegir buenas soluciones.
  • Asimilador. Mezcla la conceptualización abstracta y la observación reflexiva. Esta tipología describe a personas orientadas a la planificación, a la lógica y a no tomar decisiones aceleradas.

Lo interesante y útil para el entrenador, del planteamiento de Kolb, es que unos deportistas aprenderán de la experiencia, otros a través de sus procesos internos de pensamiento, otros a través de la observación y de la escucha, y los restantes a través de los sentimientos.

El entrenador debe poner de manifiesto su capacidad de observación para detectar la tipología de sus entrenados y enfocar en consecuencia su sistema pedagógico.

Retomando, nuevamente, la esencia de la competencia de liderazgo de alto rendimiento, hemos pretendido elaborar una breve guía para el entrenador, que pretendemos sirva de ayuda para la fase de establecimiento de los objetivos profesionales del deportista:

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