Desde esta competencia, el entrenador brinda el apoyo necesario a sus deportistas y a todo su equipo para conseguir los objetivos compartidos.
Los entrenadores provistos de esta capacidad:
- Responden a las necesidades o dudas de su equipo.
- Ayudan a solucionar sus problemas y buscar el equilibrio entre su parte profesional y personal, a veces sumamente complicado.
- Comunican sus proyectos y planes deportivos compartiendo información.
- Consiguen un clima de trabajo propicio a la entrega y la mejora.
- Buscan, de igual modo, el feedback que les puedan dar sus deportistas para su propio progreso profesional y personal.
La meta es conseguir el respeto mutuo, apertura de las diversas perspectivas, empatía y, como fin principal, la confianza.
Trabajar en equipo significa, para el entrenador líder-“coach”, fomentar el desarrollo de sus deportistas a nivel individual y a nivel de equipo, aprovechar las oportunidades que brindan los diferentes tipos de personas y entender la sinergia como una fuente de crecimiento y motivación.
En el desarrollo de esta competencia el entrenador debe:
- Crear actitudes de trabajo positivas y proactivas.
- Establecer un tándem de trabajo con cada uno de sus deportistas y con todo el equipo.
- Definir una meta de trabajo clara y aceptada por todos, donde cada uno de los miembros tiene clara su aportación.
- Dar feedback constructivo de forma constante.
- Asentar el desarrollo del equipo sobre la base de una correcta comunicación y motivación.
En cada jornada de entrenamiento o de competición, se presentan para el entrenador infinidad de asuntos y problemas sobre los que tiene que tomar decisiones. El primer paso parte de la capacidad de análisis del entrenador para examinarlos, el segundo, del talento para valorarlos y, por último, de la aptitud para tomar la decisión más adecuada.
Si esto no es suficientemente complicado, en la mayor parte de las ocasiones con frecuencia hay otras informaciones y datos no implicados directamente en el entrenamiento pero que hay que tomar en consideración. Hay que evaluar desde la globalidad y hacer un ejercicio de compilación de información para llegar a la toma de decisiones más válida.
El entrenador debe planificar para conseguir los objetivos del deportista teniendo presente el axioma anterior. Debe elaborar su plan de acción, donde cada cierto tiempo, previamente acordado, se hará una valoración de los resultados y tras la revisión, si fuera necesario, se prepararán nuevas estrategias de actuación. Nos gustaría puntualizar que deberá tener presente, también, todos los obstáculos no deportivos que pudieran surgir al deportista en el camino.
El entrenador es un líder deportivo y como tal trabaja las cinco áreas fundamentales del liderazgo: establece objetivos, proporciona dirección, estructura a su equipo, dirige los entrenamientos y maneja las relaciones interpersonales.
Dentro de este último bloque de liderazgo, la resolución de conflictos se establece como eje principal, ya que es algo natural y consustancial al ser humano. Los deportistas están sometidos a una gran presión y generan un gran nivel de estrés que en determinados momentos puede mermar su rendimiento y relaciones con el resto de su equipo: organización, compañeros y entrenador. Por lo tanto, el entrenador tiene que trabajar sobre su capacidad para intercambiar información de forma clara, precisa, efectiva y eficaz, debatiendo las ideas planteadas y buscando nuevas estrategias con los deportistas, manteniendo los objetivos de trabajo como elemento fundamental, pero buscando llegar a acuerdos ventajosos.
Este modelo podría ser de utilidad al entrenador para valorar el conflicto y su resolución desde una perspectiva global y encaminada al éxito.
Ante un conflicto, un entrenador no debe entrar en suposiciones, sino conseguir la información adecuada que lleve a su resolución, preguntando:
El objetivo es obtener toda la información posible, y, a partir de ahí, seleccionar los datos más relevantes. El entrenador tiene que escuchar las ideas opuestas y profundizar en ellas, reafirmar la confianza en las personas, integrar informaciones y razonamientos diversos y buscar una solución común que responda a los diferentes puntos de vista.
El entrenador tiene que tener un gran autocontrol y retardar sus opiniones, que éstas sean más serenas y meditadas. Su objetivo es buscar la solución negociada en un conflicto, no provocar otros nuevos. El reto del entrenador en la gestión de conflictos es dar importancia a reflexionar conjuntamente con sus deportistas, ya que esto les ayuda a entender el punto de vista del otro, y éste es el camino más fácil hacia su resolución.
Como entrenador-“coach” puede tomar “la herramienta de la pregunta” y guiar al deportista a que reflexione sobre las siguientes cuestiones, en caso de que el conflicto vaya asociado al sentimiento de la ira, la rabia o la cólera:
- ¿La persona con la que está enfadado es la correcta?
- ¿Tiene motivo su enfado?
- ¿Le está dando su justa importancia?
- ¿Está expresando su enfado de la manera adecuada?
- ¿Quiere mantener este estado emocional?
- ¿Qué va a hacer para cambiarlo?
Es fundamental que un entrenador desarrolle esta capacidad. Como en cualquier otro tipo de relación profesional hay que estimular una buena comunicación entre el líder y sus colaboradores.
El entrenador debe transferir la información a su entrenado de la manera más idónea para su comprensión (recordemos nuevamente a Kolb), en el momento adecuado y sin perder de vista el objetivo que se quiere conseguir con el entrenamiento.
Pero el entrenador no sólo debe comunicarse de forma adecuada con sus deportistas, sino también con los dirigentes de la organización para que comprendan su proyecto, así como con los jueces, árbitros y medios de comunicación para que sean aliados y no detractores que puedan mermar la motivación del atleta y del equipo.
Se parte de axiomas fundamentales inherentes a cualquier comunicación:
- La comunicación con los deportistas por parte del entrenador debe tener carácter individual para obtener mejores resultados.
- Se deben buscar los puntos en común para favorecer la escucha.
- Evitar los prejuicios.
- Valorar la integridad de todos los miembros de la comunicación.
- Evitar agresiones y discusiones innecesarias prolongadas en el tiempo.
Para ello es fundamental trabajar sobre las herramientas de comunicación y perfeccionar su destreza:
- Transmitir el mensaje adecuado.
- Practicar la escucha activa.
- Realizar preguntas para obtener más información y comprender al otro.
- Prestar especial cuidado a la comunicación no verbal.
Por tanto, la valoración del rendimiento del deportista y del cumplimiento de sus objetivos deportivos se realiza por medio de la comunicación. De igual modo, genera el feedback indispensable para el deportista respecto al cumplimiento de sus obligaciones.
Facilitar feedback al deportista tiene como objetivo fundamental informarle sobre la apreciación que tiene el entrenador de su rendimiento en relación con los objetivos que previamente tenía diseñados. El objetivo es conseguir una mejora continua del deportista. De esta afirmación se deduce que el entrenador tendrá que hacer frente a dos tipos de feedback, positivo y/o negativo. Si el deportista cumple con sus objetivos, el feedback será positivo, en caso contrario, en caso de incumplimiento, el feedback será negativo. Resulta obvio señalar que para cualquier deportista, como cualquier otro profesional, resulta más agradable recibir elogios que críticas ante el trabajo realizado. De la forma en que el entrenador lo realice dependerá que el deportista lo entienda como un factor de crecimiento, superación y evolución. La evaluación sobre actuaciones generalistas, ambiguas, poco concretas y sin pautas futuras de actuación no genera un proceso de aprendizaje, a diferencia de las evaluaciones concretas, definidas, precisas, adecuadas y motivadoras.
Es en esta línea de actuación por donde el entrenador debe avanzar en su feedback.
Se hacía referencia al principio del capítulo que en este apartado del libro se tomaría la figura del entrenador como líder, como modelo a seguir y como guía para los propios deportistas o su entidad deportiva. Es importante volver a recordar este aspecto ya que uno de los elementos más importantes de la aportación de feedback por parte del entrenador conlleva el respeto como líder otorgado por sus deportistas, ya que si no ha generado un ambiente de respeto y confianza no se conseguirá la meta que se anhela con todo proceso de retroalimentación: un mayor rendimiento deportivo.
Los entrenadores que poseen esta competencia consiguen movilizar emocionalmente a su equipo como consecuencia de:
- Su ejemplo y poder.
- Su pasión por el trabajo y sus objetivos deportivos.
- Su entusiasmo por superar a un equipo competidor.
- Sus propias marcas deportivas.
Como “coach”, una de las áreas de mejora que más nos plantean los entrenadores en sus procesos de “coaching” es la relación que generan con sus deportistas.
Es necesario que los entrenadores entiendan cómo se relacionan con sus deportistas, si lo hacen de forma empática o prejuzgando, ya que esto influye en los resultados tanto técnicos, físicos y tácticos, como de todo el proceso de trabajo en general.
Analizamos, por lo tanto, esta competencia desde el lado intrapersonal (relación consigo mismo) dando un enfoque alternativo en este primer punto del apartado. El entrenador debe autoevaluarse en este sentido. Para poder ser un verdadero líder debe relacionarse de forma empática con cada uno de los miembros de su equipo. En este sentido, puede indagar en por qué reacciona de forma negativa frente a determinados hechos, comportamientos o personas. Un “coach” es un refuerzo excelente para trabajar estas emociones negativas, que se generan en el subconsciente del entrenador, y ayudarle a no formular conclusiones prematuras sobre un atleta, basadas en percepciones o informaciones incompletas o sesgadas. Las relaciones entre el entrenador y el deportista deben ser un lienzo en blanco desde el que construir una relación basada en el conocimiento sin enjuiciamiento por parte de ambos.
El entrenador líder-“coach” se preocupa por comprender los sentimientos y puntos de vista de los atletas y se interesa por conocer sus desvelos, inquietudes o preocupaciones. Su meta es poder ayudar a los deportistas a conseguir sus objetivos profesionales a partir del conocimiento de sus necesidades y sentimientos. Para este trabajo es imprescindible desarrollar la empatía.
La empatía en la gestión de deportistas sirve para:
- Ayudar a hablar fácilmente de cuestiones importantes sobre los entrenamientos y el rendimiento hasta llegar a temas personales.
- Hacer que el atleta se sienta comprendido y aceptado por el propio entrenador y el equipo.
- Reducir las malas interpretaciones.
- Motivar el aprendizaje.
- Permitir comprender a los atletas.
- Permitir una mejor comunicación entrenador-deportista.
- Crear un ambiente de trabajo más agradable.
- Elevar el nivel de confianza.
Es interesante destacar que en los equipos existen muchas personalidades diferentes y que hacer una buena gestión de ellas es también competencia del entrenador. Es fundamental la empatía desde el punto de vista del equipo para conseguir los éxitos colectivos. El entrenador debe fomentar la cohesión y buenas relaciones del grupo, ya que esto está, como es obvio, relacionado con el éxito deportivo.
En este sentido, volvemos a enfocar la empatía desde un punto de vista
interpersonal (relación con los demás) como lo hemos estado haciendo en el resto de las competencias de este capítulo.
Goleman, en su Inteligencia emocional, habla de la importancia de la empatía (a diferenciar de seudoempatía), ya que cuando una pareja de personas empatizan ocurre un proceso imitativo, que se asemeja a una especie de tango emocional biológico que recibe el nombre de “entrainment” o arrastre.
Hay dos errores en los que no deben incurrir los entrenadores en sus relaciones con los deportistas. Uno de ellos consiste en confundir la empatía con la psicologización (dando su propio diagnóstico), y el otro supone erróneamente que el hecho de empatizar con los deportistas consiste en estar de acuerdo con ellos.
Se mencionaba al principio de este apartado lo importante que es reflexionar sobre el modo en que el entrenador se relaciona con los demás como líder del equipo; por ello se han abordado las competencias clave para liderar equipos. Se ha profundizado en las habilidades directivas y la empatía. Se ha hecho referencia al talento del entrenador para relacionarse con el resto de los miembros de su organización y equipo, así como a su conocimiento empático para averiguar los deseos e inquietudes de éstos.
En esta segunda parte del apartado del capítulo se parte de la importancia de resaltar las competencias personales como herramientas de ayuda para la dirección del entrenador-“coach”. Se reconoce la importancia de esta tarea de desarrollo personal también para los entrenadores y se les invita a trabajar a este respecto, pero el objetivo de este capítulo es utilizar estas herramientas como un apoyo para la carrera de los deportistas.
El cuadro de la página anterior representa en tres bloques las competencias que se desarrollarán más profundamente en este apartado del capítulo.